Microrelato de terror
En una fría noche de invierno se repetía el crimen de todos los viernes de madrugada. Era una oleada de crímenes que azotaba un pequeño pueblo de Stanford, un pueblo de apenas 5.000 habitantes , y eso sí, todos aterrorizados.
La única pista que dejaba era una lista negra de los que tenía pensado atacar.
Aquel viernes había cuatro personas en esa lista. El viernes a las 10:00 se arremolinaron todos los vecinos en algunas casas, excepto una chica muy nueva en el pueblo a la que nadie avisó.
Cuando el asesino salió a atacar, vio que en las tres primeras casas había mucha gente, se desvió tres calles hacia la derecha y llegó a la casa de la chica. Llamó con tranquilidad a la puerta y se escondió tras la esquina de la casa. La chica se asomó hasta la calle por su caminito de piedras rodeado de césped, miró hacia los dos lados, mientras el asesino se coló en su casa y se ocultó en la escalera que estaba frente a al sala de estar. Cuando la chica entró y se dirigía hacia la sala él le tocó la espalda, ella se giró y sólo le dio tiempo de pensar : "mi marido no es, está trabajando". No tuvo tiempo de gritar.
Antonio Almansa 2º ESO C
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