jueves, 24 de abril de 2014
Relatos cortos de nuestros alumnos
Antonio “el Veneno”
Hoy en la clase de 2º de ESO no estaba como siempre,
hoy Antonio estaba gracioso. Él era un niño que a menudo estaba
callado, pero no, él hoy estaba gracioso. Se metía con todo el
mundo: que si a uno “mantecao”, que si al otro “mateo”... Nos
quedamos todos con la boca abierta y callados, muy callados, y de
repente se escucha una voz de fondo:
-Mira este que se mete con todo el mundo, y mira el
que tiene que utilizar dos sillas para sentarse para que no se le
salga el culo.
Pero yo le dije a Antonio que no le echara cuenta,
que él estaba bien, que era muy exagerado.
-No le hacen falta dos sillas, con una y media
basta. Qué exagerada es la gente, ¿eh, Antonio?
Como yo no le hiciera la pelota al armario empotrado
ese, se metía conmigo. Ya no es que él estuviera gracioso un día,
ya fueron todos los días... Yo cada vez me juntaba más con él en
clase y tenía cada vez más confianza. Pero eso sí, sus galletas
príncipe no había quien se las quitara. A todas horas se solía
comer un paquete y medio. Al terminar la mañana se había comido una
caja entera. Hasta que un día me dio por preguntarle:
-Illo, Antonio, a ti te gusta comer tela, ¿eh?
-Una mijilla.
-Una mijilla, una mijilla... Si eres igual que un
pez, que no te acuerdas si has comido o no.
-Yo sí me acuerdo, lo que pasa es que quiero
mantener mi línea.
-Po tu línea estrecha no está.
-Amos a ver, ¿tú tienes algún problema? Pues
llama al equipo A.
-Pues llama al equipo A, pues llama al equipo A...
-dije en un tono burlesco-. ¡Si los del equipo A están ya todos
jubilados! Me parece que le temen más ahora a una inspección de
Hacienda que al equipo A.
-Po no te vayas a creer tú, porque el otro día
estuve viendo en la tele una película de unos notas que se van al
campo a vivir, y los notas esos no sé si se murieron o se fueron
porque mi madre lo quitó y puso Juan y Medio y me lo perdí.
-Tú, Veneno, ¿qué tiene que ver esto con el
equipo A?
-Aaaah... Yo qué sé... Tú me has preguntado y yo
te he respondido.
-Illo, Veneno, ¿qué haces con el estuche en la
boca? Yo ya te temo, ¿eh, Veneno? Yo ya te temo... Cuando te veo
digo: “ofú, ya está ahí el Veneno, vamos a cambiarnos de acera”.
Ah, Veneno, me debes un sacapuntas, que me lo mordiste entero. Menos
mal que he salido a mi madre, que a todo lo que ya no vale le da un
nuevo uso. ¿Tú sabes la que le he liado al sacapuntas? Mira, echa
cuenta, Veneno. ¡Illo, que eches cuenta, que no mires al cuarto de
baño más! ¡Mira, echa cuenta!
-Que siiií... Aunque parezca que no, sí te estoy
escuchando.
-Vale, mira. Yo, el otro día, cuando me mordiste el
sacapuntas... ¿Tú te acuerdas de cuando me mordiste el sacapuntas?
-¿No me voy a acordar?, si te lo he mordido a
primera hora...
-Ssssh, calla, que a ti nadie te ha preguntado.
Mira, échame cuenta, yo con el sacapuntas que me mordiste, lo he
pisado y le he sacado la cuchilla y la he metido en un rotulador. Tú
te acuerdas del sacapuntas que me mordiste, ¿eh?
-Sí que me acuerdo.
-Mira el niño
siempre interrumpiéndome... Nadie te ha preguntado para que
respondas, ¿eh? Que te estás pasando ya, ¿eh, Veneno? Bueno, que
me lías, pues me he cortado y me ha dicho mi madre que si sigo con
la cuchilla esa que coge y me pela con ella. Sabiendo cómo pela mi
madre, voy a parecer un callo malayo.
-Pues a mí me ha dicho mi padre que si sigo
comiendo igual, me va a entrar colesterol, pero yo le he quitado la
preocupación.
-¡Vas a comer más sano!
-¿Qué dices? Me tomo un Danacol todos los días,
que no te enteras, que quiero mantener la línea...
-Aaaaaah, bien, bien... Nada, creía que ibas a
ponerte a régimen. Illo, ¿tú te acuerdas del sacapuntas que me has
mordido? ¿Eh? ¿Tú te acuerdas?
-Aaah, pues no me acuerdo.
-Qué mala memoria tienes, ¡si ha sido esta mañana
a primera hora!
Este niño y sus cosas, que está más “cogío”
que mi play... Bueno, mi play al menos hace ejercicio dos veces por
semana...
José María Aranega
2º ESO C
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