viernes, 31 de mayo de 2013

A mi madre

Lo primero que veo
cuando recuerdo mi infancia
es a ti mamá, riendo, y yo
sentado en tu falda.

Esta imagen te refleja,
siempre has sido muy alegre
a pesar de que la vida
te ha golpeado muy fuerte.

Siempre, siempre trabajando
con un trapo y una escoba.
Espero que en la otra vida
tengas más suerte que ahora.

Quiero decirte mamá,
que siempre estaré a tu lado,
que el cordón umbilical
nunca quede cortado.

Qué suerte el tenerte,
qué suerte el encontrarte,
y si tuviese otra vida
te quiero a ti como MADRE.

    Luis Linares del Valle, 2º D

miércoles, 15 de mayo de 2013

Relatos de nuestros alumnos

Extraterrestres


   Se descubrió que la tierra estaba controlada por los extraterrestres amantes de los melones. Los extraterrestres sembraron el caos en todas las fruterías del mundo, incluida la del padre del Kike.
   Entonces los fruteros formaron un sindicato para exterminar a los extraterrestres.
   Reunieron  miles y miles de euros para contratar a un cazador de extraterrestres (evidentemente no había ningún cazador de extraterrestres a no ser que fuera un friki o un "fumao" que ve duendes constantemente). Así que los fruteros, incluido el padre del Kike, contrataron los servicios de un dictador, un hombre que conocía la tecnología y poseía las armas suficientes para exterminar a los extraterrestres. Pero el dictador no iba a exterminarlos sin llevarse una buena comisión así que les dijo que sin dinero y una cuarta parte del mundo no iba hacer el trabajo. Los fruteros desesperados y sin pensárselo dos veces se lo prometieron, evidentemente eso era imposible.
   El dictador reunió un grupo de veinte hombres. Tenían que instalar un rayo láser en Brenes. Todos salieron corriendo hacia allí, todos menos el dictador que se quedó sin gasolina. Entonces el padre del Kike le dijo:
- Yo te llevaré, móntate en el vespino, no te olvides del casco de medio huevo.
   A los cinco minutos se quedaron sin gasolina y tuvieron que ir pedaleando hasta llegar a Brenes. Cuando llegaron ya se había acabado todo, los extraterrestres habían sido aniquilados. El dictador quería su parte del trato, los fruteros le dieron el dinero pero el dictador se quedó sorprendido y les dijo:
- Creo que me falta algo, ¿dónde está mi cuarta parte del mundo?
   Todos los fruteros estaban nerviosos porque no sabían qué decirle y de repente una voz dijo:
- Señor dictador, aquí tiene usted su parte del mundo.
   Y el padre del Kike le enseñó un globo terráqueo. El dictador sorprendido notaba que le faltaba el aire, le estaba dando un infarto, se desplomó y un grupo de personas rodearon el cuerpo sin vida del dictador.
   Un nuevo dictador subió al mando, yo, que me enteré de lo que había pasado y mandé arrestar a todos los que estuvieron en aquel sindicato aquel día. Al mes arresté a todos los fruteros, a todos excepto a uno, el padre del Kike que lo perdoné por llevar al dictador hasta Brenes. Al final les salió caro contratar los servicios del dictador.

José María Aranega González
 

martes, 7 de mayo de 2013

Sé feliz

Ingredientes:
- Algo de amor.
- Una pizca de emoción.
- Mucha diversión.
- Una dosis de alegría.
- Un chorro de amistad.

 Preparación:
   Coger un corazón vacío, llenarlo de amor, mucha diversión. Hervir mientras se añade un chorro de amistad. Darle alegría y una pizca de emoción. Hervir lentamente al fuego de un abrazo y de mucha sonrisa.

    Patricia 1º A

Relatos de nuestros alumnos

Una tarde imborrable

   Una vez, íbamos tres niños por el campo cuando Carlos vio una casa muy oscura y tenebrosa frente a un parque.Le pareció ver a alguien, era como en las películas. La noche llegaba, todo estaba oscuro. Seguíamos allí en un parque viejo, y no sabíamos qué hacer, pero sabíamos que algo se escondía en aquella casa y queríamos saber qué.
   Nos dispusimos a entrar después de haber estado pensando en el riesgo que corríamos al entrar en aquella casa. teníamos sólo 9 años y aquella aventura se quedaría da manera  imborrable en nuestras mentes.
   Una vez en la casa, seguimos el rastro de huellas de zapatos por un pasillo muy largo. Las ventanas estaban envejecidas, como todo, y había telarañas por todas partes. Con la luz de una simple linterna que encontramos en una mesita donde había más trastos viejos seguimos andando por aquel pasillo. Al llegar al final, había unas escaleras de unos 12 o 15 escalones, no los contamos porque el miedo nos corroía por dentro. Sólo el pensar que nos podía pasar algo, nos ponía aún más nerviosos. Subimos aquellas escaleras... Había una sala con un sofá y una tele que se encendió al pasar, no se veía muy bien  la imagen porque era muy vieja pero parecía una película de terror que se había rodado en esa casa. se vio la imagen de una niña y dos niños en el parque de la calle, en frente de la entrada, al igual que nosotros, siguieron el largo pasillo, con la misma linterna que nosotros que habían cogido de la misma mesa. Todo era igual. El miedo se apoderó aún más de nosotros cuando vimos que los niños subían las escaleras y uno desaparecía. Era como si la tierra se lo hubiera tragado, justo en ese momento nos miramos y, Carlos no estaba a nuestro lado.

                        Álvaro Martín 2ºC